muchas penalidades que provocaron revueltas de las clases bajas y que culminaron por
la Revolución Rusa de 1917 y la subsiguiente creación de partidos comunistas en los
países industrializados. La burguesía se puso a la defensiva y generó el fascismo como
una reacción histérica a lo que parecía anunciar el fin del capitalismo. La finalidad o
razón de ser del fascismo es enfrentar a obreros contra obreros, movilizar las clases
populares contra fuerzas políticas que pretenden, precisamente, liberar a las clases
populares. Es claro que para conseguir eso es preciso que los explotados no tengan
conciencia de clase sobre su situación de explotados, es decir, que ignoren todo sobre la
lucha de clases, que no sepan nada de historia, ni de economía…
La gente desinformada es fácil presa de quien quiera utilizarla en provecho propio. Ya
vimos el engaño que persigue la propuesta de reducción de impuestos, y recordamos que
la pertenencia de España a la OTAN se consagró por un referendum en el que una
mayoría de la población voto a favor de ese paso tan dañino y peligroso para nuestro
pueblo. Puede parecer extraño e increíble que amplios sectores de la población voten y
actúen en contra de sus propios intereses, a favor de sus explotadores, pero en realidad
esto es un esquema bastante frecuente en la historia, por eso el mundo está tan mal como
está. Los cristianos conocemos bien el caso de la población de Jerusalén que, al decidir
entre Jesús y Barrabás, eligió liberar a Barrabás y condenar a muerte a Jesús. En esa
decisión estaba ya el germen de la desgracia que ese pueblo sufriría 40 años más tarde.
Lo que significaba Barrabás conducía inevitablemente a la guerra contra los romanos
que sería una gran catástrofe para el pueblo judío. Decisiones nefastas como esa la
toman actualmente los pueblos cuando votan cada tres o cuatro años a partidos
burgueses, y en referendums como el de la OTAN, o el de los ingleses sobre el BREXIT.
La propaganda fascista funciona como un banderín de enganche para gente muy diversa
y motivada por causas diversas: racismo, machismo, xenofobia, integrismo religioso,
negacionismo… A cada tipo le vende el discurso que le gusta. Pero al fascismo no le
mueven esas causas. Su función es la defensa del capitalismo. Se trata de movilizar
desinformados para que apoyen en las urnas a los partidos fascistas y, llegado el caso,
movilizar a los más violentos para actuar en la calle como hacían las squadristi di
combattimento de Mussolini y las S. A. de Hitler.
Llegado el caso. He ahí lo sorprendente del fenómeno del fascismo actual. Hoy no
existen las condiciones que generaron la aparición del fascismo en el siglo pasado. No
existen partidos comunistas potentes, la Guerra Fría culminó con la crisis del sistema
socialista. En los países industrializados los trabajadores votan masivamente a los
partidos burgueses… Así pues, ¿contra qué se moviliza el capitalismo actualmente?
Diríase que está temiendo que se reproduzcan las condiciones que le hicieron necesaria
en su día la creación del fascismo clásico, es decir, algo así como ponerse la venda antes
de que se produzca la herida. Si esto es así, es de temer que ya se está contemplando
como inevitable que se produzca una Guerra Mundial como la que en el siglo pasado
puso en marcha todo el proceso: penalidades, descontento popular, revoluciones
proletarias, creación de potentes partidos proletarios… Los conflictos militares que están
teniendo lugar en el mundo, incluso en Europa, hacen temer que nos encaminamos a una
catástrofe como las pasadas guerras mundiales. Los errores se pagan, y nuestro mundo
persiste en los errores que producen guerras y todo tipo de crisis: egoísmo, violencia,
explotación, depredación… Nuestro mundo sigue eligiendo continuamente a Barrabás y
rechazando la enseñanza del Maestro Jesús que se expresa en las Bienaventuranzas.